"Listening to the eight-track album, I can
hear Seattle cosmic synthesist Panabrite honing his melodic chops to an even more delicate and
nuanced degree. He's long been a master of suspenseful mood enhancement
and fostering a sense of infinite expansiveness~qualities that make him a
candidate to work with a film director on an ambitious sci-fi project
about extraterrestrials~and those elements blossom further on Xenon District.
Here and there, Panabrite drops some subtle beats, adding rare rhythmic
punch to his astral ambience (the stretch near the halfway point of
side 2 is especially piquant). Let's hope Xenon District comes out on vinyl at some point (said the blogger, greedily)." the stranger
ya no hace falta que siga contando los días para la salida de la nueva cinta de Panabrite porque 'xenon district', en el sello de Steve Moore, ya está aquí. un cofre lleno de sorpresas y espaciosas melodías de sintetizador, una hora de electrónica cósmica para levitar y dar botes de felicidad. porque Panabrite es diversión, emoción, ganas de seguir descubriendo nuevas tonadillas vintage hasta el fin de los días y sobre todo agradecimiento por las muchas cosas bonitas que ha ido desempolvando en su rincón verde musgo Lunar Atrium (r.i.p), al que todavía sigo echando tanto de menos.
definitivamente, Norm ha nacido en la década equivocada. la cigüeña, en vez de pararse en aquellos años donde hubiese estado tan feliz codeándose con tantos y tantos genios de la library music, rivalizando con Jürgen Müller (dicen que la historia más bonita es
aquélla que, teniendo más de maravilla que de verdad, acaba convertida
en leyenda... y protagonizarla, al menos en nuestro corazón, garantiza la inmortalidad) lo dejó caer en esta época incierta y extraña en la que su música funciona como bálsamo y antídoto. y no, o sí, porque Norm sea un revitalista nostálgico y sus canciones un refugio donde podríamos decir aquello de cualquier tiempo fue mejor, sino porque, cual estilista galáctico, picotea de aquí y allá, viste sus composiciones con suma elegancia y esquiva el revisionismo porque sí. con la ayuda de unos sintetizadores vetustos y llenos de encanto, fabrica música vaporosa e himnos cósmicos que salen propulsados entre bonitas armonías vocoder ('opaque', 'distant connection' ¡mmm!) y espléndidas burbujas de fantasía kosmische. todas sus canciones, ya sea bajo el nombre de Unidiscus, Colorsound o Jürgen Müller, son explosiones chispeantes buceando en el pasado, incitadoras a investigar más sobre lo que esconden sellos como Bruton, Parry Music, Sonimage, Colorsound, Patchwork, Sonoton y tantos y tantos nombres que con sólo leerlos nos hacen los ojos chirivitas. sus vinilos, sus películas, sus fetiches, sus
distintos pseudónimos, su música: Norm Chambers y la library music, una relación
que va más allá de la anécdota circunstancial para convertirse en uno de los
ejes básicos del universo de este apasionado de lo antiguo. música electrónica que entre disco y disco se pasea por la canción subacuática, la metronomía alemana y
el minimalismo clásico (y a muy poquitos metros de Gaston Borreani)
cuando te dispones a adentrarte en su mundo, dos instantáneas acuden rápidamente a la mente. la primera, una gigantesca tienda repleta de vinilos en cuyas cubetas conviven desde Three Legged Race y Steve Moore hasta Michel Redolfi, Mort Garson y David Casper. la segunda, la cara serena y concentrada del propio Norm rebuscando entre una montaña de vinilos en lo que parece el almacén de ése o cualquier otro hipermercado para melómanos de Seattle. toda la música escuchada en su niñez y adolescencia fluye ahora destilada con la dulce indolencia de su Roland Juno 60. seguro que guarda, bien escondido en algún rincón de su casa ~debajo
de su Piano Rhodes o detrás de su preciado 'underwater' de Walt Rockman~ un
pequeño secreto que le permite componer cintas de cassette entrañables con
la tranquilidad con que se prepara un pastel de manzana. porque, a pesar de las
muchas horas de juegos y perfeccionismo que probablemente precedieron a
'xenon district', al final suena natural, fluído y cristalino.
canciones de vuelco al corazón, melodías que hemos escuchado y que escucharemos mil veces parecen nuevas, como de otro mundo, como viejas sintonías de programas de televisión o películas de ciencia ficción de los setenta. delirio retro con un elevado sentido del tiempo presente que llega y te captura con 'zenith'. ese amor inquebrantable por la música kosmische y la library music combinado con su sintetizador analógico semi-modular, suena a algo nuevo y excitante. 'celestion' es mi favorita favorita, tal vez por el ligero aroma a Former Selves. te envuelve (disuelve) y emociona tanto que sólo deseas volver a su mundo con ganas infinitas. es viajar al pasado y volver reforzado. suenan las primeras notas de 'xenon district' e inmediatamente pienso en Ricardo Donoso pero sobre todo en las hipnóticas bandas sonoras de Cliff Martínez, pero avanza y de nuevo suena a algo libre y pulsante, a Panabrite.
'night vision' no puede ser más bonita, más retro, es como una masa acuosa oscilante en la que zambullirse, robótica rítmica en envolvente y melódica progresión. y ese soplo maravilloso, apenas un minuto y treinta y seis segundos, bautizado 'distant connection' que nos lleva en volandas a 'opaque', cerrando el disco con burbujas y rayos láser, puntillismo musical de regusto añejo que contagia delicadeza y la nostalgia con la que recordamos la infancia, como esos caballitos de feria que vemos girar y a los que ya no podemos subir. un placer indescriptible que te hace perder la noción del tiempo, aunque sólo sea un minuto, por esa capacidad inigualable de transportarte al pasado. cintas tan especiales aparecen únicamente muy de vez en cuando. porque las cintas mágicas y bonitas de verdad, las que consiguen transformar un flechazo de verano en un amor verdadero, da igual el tipo de música que te guste, folk, blues, jazz,... lo importante será siempre la emoción. tres cuartas partes de la misma fascinación e ilusión que siento hacia
Günter Schlienz la encuentro en cada nueva cinta suya. porque, igual que
el duende alemán, Panabrite es otra cosa. otro microcosmos, otra
burbuja atrapada en un futuro que es pasado, que crece y crece y cuando
aparece vuelves a recibir con los brazos abiertos.
3 comments:
'science of the sea' siempre será un disco muy especial, una de esas leyendas imaginarias en las que nos gustaría encarnar a un jürgen müller cualquiera.
former selves también me han hecho tilín de verdad ana, canciones bellísimas e intensas, ingravidez absoluta.
mira que a veces tanto sobrevolar la etiqueta new-age que siempre me dado algo de repelús por considerarla estética y hueca... pero como siempre la música está por encima de todo.
Any chance for Brian Crook's "Bathyspehere" ? thanks
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