Después de la gran
acogida, en un pequeño ámbito, del excelente “High Hopes” (Open
Mouth,2013), Matt Krefting se incorpora al excelente catálogo del
sello de Graham Lambkin, Kye, para facturar otra joya de recreación
melancólica desde la manipulación de grabaciones y cintas en este
preciosista y bucólico “Lymph Est”. La trayectoria de Matt
Krefting en solitario se va mostrando cada vez más contundente y
centrada en este tipo de experimentación sonora en los últimos
tiempos, después de haber formado parte en una gran cantidad de
bandas (Son of Earth, Believers, Rotch, Shackamaxon,...) su
inicio en solitario está alejado de su presente aunque merece la
pena ser rescatado con “I Couldn't Love You More” (2009) para el
sello de Thurston Moore, Ecstatic Peace!, un disco al que acabé
llegando por la presencia en sus grabaciones de tres miembros de una
de las formaciones imprescindibles de la psicodelia norteamericana en
la pasada década como Sunburned Hand of the Man (qué ganas de que
vuelvan a sacar nuevo material) junto a J. Mascis para facturar un
interesante puñado de re-lecturas de canciones para acabar
completando un disco de versiones donde el criterio de selección
estaba basado en el apego que Krefting tenía de éstas. De algún
modo, “High Hopes” o “Lymph Est” no andan lejos de tener un
punto de conexión en el aspecto de facturar un disco de versiones,
aunque en este caso sería desde un punto de vista de empleo de
grabaciones ya existentes para remoldearlas a una nueva narración, y la que nos presenta en “Lymph Est” es delicada, plácida y
emocionante.
La descripción de Krefting sobre el proceso de grabación se resume en las siguientes palabras: “In January of this year I drove to Graham’s Empty Stage Studios in Poughkeepsie, New York. I brought with me a large bag of pre-recorded material, a variety of tape machines, some blank cassettes, and a few ideas. We spent a couple of days toying around with what I’d brought, with Graham acting as somewhat of a producer for the session. I brought the results back to Western Massachusetts, worked on them a bit, and added some material. We worked a bit on the sequence, Jason Lescalleet mastered it, and there you go ”.
Con los nombres de Lescalleet y Lambkin sobre la mesa, “Lymph Est” se muestra como un disco de aspecto más cálido que la obra de estos dos, dejando que los samples sean mucho más protagonistas y centrándose en el sentido melódico de los mismos para ir presentando pequeños fragmentos que de algún modo hacen de este álbum un espacio casi cinematográfico. El sonido del piano en la inicial “Fairmount” nos empuja hacia esa recreación de imágenes y sensación casi pop en los ecos que se extienden a esas notas de piano, pisadas que nos invitan en “Tiger's Owl” a dejarnos llevar por un sendero donde puntear sobre sensaciones de misterio y vacío cercanas a trabajos como los de Philip Jeck, Basinski, las cintas iniciales de James Ferraro, Stephan Mathieu o recordar la travesía final de Klaus Kinski en “Aguirre”, hasta encontrarnos en la parte final con una meditativa interferencia con notas de guitarra que nos recuerdan a Loren Connors, “Mr Wollogallu” de Trindade/ Canavarro, Vini Reilly,... hasta reencontrarnos con la belleza y desánimo del opus de “Mania”, una delicada melodía de piano de ánimo erosionado que consigue nuestra plena inmersión dentro de un disco que ya no nos va a soltar en sus diferentes piezas en la parte central al ir sucediéndose con naturalidad debido a su pequeña duración y aún así, tejiendo una conjura emocional con las sublimes “I. Blam Faery”, las notas revoloteando de “Microbe” o la inmersiva “Lion's Try” por destacar algunas de las piezas que nos van trasladando a distintos escenarios en nuestra mente pero mantienen el sentimiento de levitación afligida, siendo súbitamente cortada por el fragmento más virulento del disco: “Mean Rich Riot / Malice Lines”, donde el ruido y lo obsesivo se cuelan para integrar un elemento de desorientación al disco, perfilando con elegancia “Green Veins And Red”. Cierra “Waldemar”, como una narración perdida en el abismo.
“Lymph Est” no es un disco rupturista dentro del catálogo de Kye. Dudo que lo pretenda ser, pero nos muestra un perfil mucho más abierto y accesible, un lugar donde ver un reflejo amable y cálido. “Lymph Est” es la banda sonora de la duermevela y un notable álbum.
La descripción de Krefting sobre el proceso de grabación se resume en las siguientes palabras: “In January of this year I drove to Graham’s Empty Stage Studios in Poughkeepsie, New York. I brought with me a large bag of pre-recorded material, a variety of tape machines, some blank cassettes, and a few ideas. We spent a couple of days toying around with what I’d brought, with Graham acting as somewhat of a producer for the session. I brought the results back to Western Massachusetts, worked on them a bit, and added some material. We worked a bit on the sequence, Jason Lescalleet mastered it, and there you go ”.
Con los nombres de Lescalleet y Lambkin sobre la mesa, “Lymph Est” se muestra como un disco de aspecto más cálido que la obra de estos dos, dejando que los samples sean mucho más protagonistas y centrándose en el sentido melódico de los mismos para ir presentando pequeños fragmentos que de algún modo hacen de este álbum un espacio casi cinematográfico. El sonido del piano en la inicial “Fairmount” nos empuja hacia esa recreación de imágenes y sensación casi pop en los ecos que se extienden a esas notas de piano, pisadas que nos invitan en “Tiger's Owl” a dejarnos llevar por un sendero donde puntear sobre sensaciones de misterio y vacío cercanas a trabajos como los de Philip Jeck, Basinski, las cintas iniciales de James Ferraro, Stephan Mathieu o recordar la travesía final de Klaus Kinski en “Aguirre”, hasta encontrarnos en la parte final con una meditativa interferencia con notas de guitarra que nos recuerdan a Loren Connors, “Mr Wollogallu” de Trindade/ Canavarro, Vini Reilly,... hasta reencontrarnos con la belleza y desánimo del opus de “Mania”, una delicada melodía de piano de ánimo erosionado que consigue nuestra plena inmersión dentro de un disco que ya no nos va a soltar en sus diferentes piezas en la parte central al ir sucediéndose con naturalidad debido a su pequeña duración y aún así, tejiendo una conjura emocional con las sublimes “I. Blam Faery”, las notas revoloteando de “Microbe” o la inmersiva “Lion's Try” por destacar algunas de las piezas que nos van trasladando a distintos escenarios en nuestra mente pero mantienen el sentimiento de levitación afligida, siendo súbitamente cortada por el fragmento más virulento del disco: “Mean Rich Riot / Malice Lines”, donde el ruido y lo obsesivo se cuelan para integrar un elemento de desorientación al disco, perfilando con elegancia “Green Veins And Red”. Cierra “Waldemar”, como una narración perdida en el abismo.
“Lymph Est” no es un disco rupturista dentro del catálogo de Kye. Dudo que lo pretenda ser, pero nos muestra un perfil mucho más abierto y accesible, un lugar donde ver un reflejo amable y cálido. “Lymph Est” es la banda sonora de la duermevela y un notable álbum.
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