No puedo decir que sea una sensación de déjà-vu la que me lleva a enamorarme del dúo sueco Death and Vanilla, es algo más profundo que simplemente comparar el halo de su música con la de Pram o Broadcast, formaciones que se encuentran en un olimpo imaginario para muchos. Debo admitir que este perfume fue la puerta de entrada hacia su primer album homónimo y una serie de singles y ep's fascinantes (desde el primer ep también con el mismo nombre donde abría "Ghosts in the Machine" hasta este año con el sensacional single "From Above/Lux") siguiendo además ese regusto por un cruce de chaladura imaginaria entre Joe Meek, la hauntología británica de Ghost Box, Finders Keepers y The Outer Church, pasando por Morricone y Piero Piccioni, entre tantas otras cosas que sugieren baterías jazzys, metronómicas, reverberaciones, punteos, sintetizadores vintage y la sedosa voz de Marleen Nilsson. Concretando más el sonido de estos discos surgen comparaciones con la primera época de Broadcast, aunque hay más detalles dentro de su estilosa forma de afrontar una ensoñación pop de referentes tan cinematográficos.
En este punto, también podrían conectar con la obra de Broadcast con el score que realizaron para "Berberian Sound Studio", aunque sería injusto ya que los planteamientos de esta propuesta son completamente distintos. "Berberian Sound Studio" no es una película al uso, sino el reflejo de una generación artística en el Reino Unido que compromete la música de Broadcast dentro de un imaginario del film que parecía hecho a medida para su obra, el diseño gráfico de Julian House, la multitud de guiños a otros films de género de suspense de la época, surrealismo y misterio. Una conjunción de otra galaxia. Sin embargo, Death and Vanilla en esta ocasión nos presentan la grabación de una actuación que realizaron en septiembre del año pasado en el Fantastik FilmFestival en el Lunds Stadsteater para el clásico de Dreyer, "Vampyr".
Haciendo memoria, esta película me persigue este año al haber reseñado también la aproximación de Rabih Beaini a este film y si, vuelvo mucho más atrás en el tiempo, puedo recordar a la figura del vampiro como una de las que más pánico me daban en mi infancia (aunque creo que he acabado convirtiéndome en uno de ellos). Para esta actuación el dúo de Marleen Nilsson y Anders Hansson se amplían con tres músicos más (dos de ellos también participaron en la grabación de su primer disco de estudio) para facturar una banda sonora que recoge perfectamente el aire de la película de Dreyer y se mueve sinuosa entre el aliento nocturno que va encontrando en sus diferentes escenas encantadores acompañamientos de vibráfono, moog, samplers fantasmagóricos, punteos arrastrados, ecos, etc. Dos caras de una cinta que son completamente perversas y embriagadoras, pero principalmente presentan una compañía panorámica que no necesita tampoco de las imágenes del film para ser disfrutada. Simplemente, es una perfecta joya oscura que sigue extendiendo el aroma de perfección encantadora de un pop de otro tiempo y dimensión. Dejad que entre en la próxima luna llena (del castor)...
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