microphones in the trees: johnny hawaii

Tuesday, November 12, 2013

johnny hawaii


Debo reconocer un gran interés por las referencias que van apareciendo en el sello francés Hands in the Dark desde sus inicios. Buena parte de culpa la tiene una formación como Death & Vanilla con un discurso sonoro capaz de emular y sobrevivir a la comparación de Broadcast y Pram. Navegando por este sello he encontrado discos cuyas atmósferas siempre buscaban asentarse en terrenos menos experimentales pero sí mas exóticos y placenteros, una característica que ha convertido en muchas de sus referencias en experiencias tremendamente reparadoras y satisfactorias como los discos de Stag Hare, Cankun, Mind Over Mirrors y especialmente, la obra absolutamente imprescindible editada este año por Robedoor y su "Primal Sphere". Pero lo de Johnny Hawaii me ha pillado totalmente desprevenido. La música del francés Olivier Scalia para este disco, representa perfectamente el final del verano desde un paraíso mediterráneo descrito desde la perspectiva marsellesa (allí se grabó el album). Con esa sensación de atardeceres eternos y sensaciones románticas nos va introduciendo en un viaje por una vertiente pop experimental a la que me siento claramente atraído, más teniendo en cuenta que comparto con él la ensoñación de vivir pegado a la visión sureña del Mediterráneo (cambiamos Alicante por Marsella). 

Nada más empezar, ya desde el título de "The Parrots Are Not What They Seem (They’re Just Pigeons On Acid)" podemos establecer alguna comparación con el universo aviario de Spencer Clark pero llevado a una sensación cercana a la de Noah Lennox y la etapa de "Person Pitch", al sesgo de Cameron Stallones tal vez, pero el sentido de jangle pop lo-fi me recuerda absolutamente a la paz cristalina de los serpenteos melódicos y al delay de Matt Mondaline en Real Estate y como no, Ducktails. La representación de parajes exóticos sigue con "Driving Through The Jungle" y rápidamente caemos en el mundo de ensoñación al que hacíamos referencia con Death & Vanilla, con esas reverberaciones intrigantes de banda sonora en infinitos loops que se van diluyendo entre la percusión repetitiva hasta ir alcanzando un nuevo sentimiento de estampa de puesta de sol romántica que nos devuelve a la mente los viajes oceánicos de Seahawks o Teen Hawk pensando en el personaje de estela plateada surfeando en las playas de Tarifa.

De manera mucho más lánguida parece desarrollarse "Canoeing Down A Quiet River", planteando un sendero cálido que trae a mi mente la efervescencia inicial del viaje de amigos en canoa de "Deliverance" (aunque luego acaba como acaba) y nos recrea la melancolía de otro guitarrista esencial dentro de esta generación como es Mark Mcguire. Con "Inner Beach" la sensación de paz trascendental se convierte en una excursión que vuelve a hacer referencia al pop ácido de pulso en sedación dub de Sun Araw, Ducktails , High Wolf y Panda Bear como citaba anteriormente, pero bien entendido e inspirado, nada que ver con deformaciones fofas de aquello horrorosamente denominado chillwave. El final de "Psychic Suntan" te introduce de nuevo en extrañas mixturas pero siempre totalmente placenteras, como intentar mezclar el sonido de Phil Spector (y pensar en las Ronettes) ensamblado a las estampas progresivas y submarinas de Cluster y Sven Libaek hasta terminar en un crescendo plácido y eufórico en el que respirar la última brisa nocturna del verano. Quién diría que en noviembre aún sería capaz de sentir un completo apego a estas sensaciones sin intentar sonar nostálgico al recordar el final del verano desde los rigores del otoño. Aquí en el sur, aún estamos dando el penúltimo paseo descalzo por la playa y para el que "Southern Lights" te coge de la mano para acompañarte en los últimos coletazos del infinito verano del amor.


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