microphones in the trees: graham lambkin

Tuesday, November 05, 2013

graham lambkin


Llevo años siendo un enamorado de Graham Lambkin. Motivos para los que conozcan su obra, los hay de sobra. Desde sus aventuras en una formación tan capital como The Shadow Ring (además de formaciones orbitando en lenguajes igualmente singulares como Tart, Elklink o Transmission), su labor detrás del sello Kye y una serie de colaboraciones recientemente junto a Keith Rowe o la magistral trilogía junto a Jason Lescalleet. Su obra vista con perspectiva, sigue modulándose en torno a conceptos cotidianos con los que crear nuevas realidades y al mismo tiempo, pese a plantear conceptos de vanguardia en todos ellos, con el paso del tiempo ha ido reconduciendo todas estas facetas a una mirada más cercana a la vida, un lugar donde no hay tanta frustración y sí buenos recuerdos, experiencias y amabilidad. Su música acompaña y cada vez, se hace más agradable encontrarnos con sus discos y experiencias. Un album como "Amateur Doubles" era una auténtica autopista de sensaciones en la que nos sentábamos en su coche para hacer un recorrido cálido y panorámico alrededor de la unión de sonidos de diferentes discos de corte progresivo como los de "Pôle" de Philippe Besombes y Jean-Louis Rizet o "300 Miles Away" de Philippe Grancher.

Encontrarse con un single como "Abersayne / Attersaye", después de un año en los que cerró la trilogía junto a Lescalleet con "Photographs" o colaboró con Rowe en "Making A", es un respiro de aire fresco al rebajar el tono de su obra hacia un terreno más reposado y melancólico, una vía de escape a la presión de estos proyectos tan exigentes pero con resultados tremendamente satisfactorios. Es una versión de Lambkin menos crítptica, pero indiscutiblemente el sedimento principal de su música es inconfundible. Desde una portada donde aparece junto a su pareja Adris Hoyos, en una suerte de estampa de vacaciones y calmada, los dos cortes de este single parecen toda una declaración de amor y romanticismo frágil que Ana me comentaba que le recordaba a las maravillas de Loren Connors y Kath Bloom. También me recuerda en parte a la fragilidad mágica e indescriptible de Daniel Johnson. 

En primer lugar, "Abersayne" nos deja una dulce melodía de guitarra hundida entre efectos y ecos mientras Lambkin canturrea despreocupadamente entre la melancólica estampa del atardecer en el campo, de las descuidadas estampas de folk lo-fi que podrían recordarnos a tantos outsiders y ediciones privadas folk, que sería casi una pérdida de tiempo (pero por la estatura de los personajes citar la obra "Flaming Tunes", sería apropiado). Simplemente dulce y al mismo tiempo, tiene esa producción que busca sonar descuidada para llegar a una realidad enmarcada en lo doméstico, hogareño y conectar con el entorno del oyente. 

Descontextualizar su entorno para poder crear una estampa nueva del nuestro. "Attersaye", con su piano meciéndose en una serenata utilizando una canción perdida de algún crooner que ahora mismo desconozco pero con un tono barítono entre el lamento más mortuorio de Johnny Cash , Tim Buckley o Mark Melanson, mientras va canturreando Lambkin por encima de esta canción y se ve interferido por una conversación sobre las llaves del coche para después volver otra vez a ella. Es una naturaleza en la que parece conversar con Lescalleet , (quién se encarga de la masterización) y al mismo tiempo, es tan solo poesía sonora. 

Primer 7 pulgadas que lanza Lambkin en toda su carrera y posiblemente, sea la música más dulce que ha conseguido facturar. Y aún así, inclasificable. Como asar castañas, rodeado de telas de araña. 

1 comment:

ana said...

demasiado bonito, 'abersayne' es puro 'it's so hard', 'graveyard'... de loren connors y kath bloom! silbidos, sonido destartalado <3