"Beasts in the Garden is the seventh full length record by Midwest visionaries Spires That In The Sunset Rise. Since 2010, Spires have operated primarily as a duo consisting of long time members Kathleen Baird and Taralie Peterson. After releasing two lush, string based albums Ancient Patience Wills It Again Part 1 and 2 in 2012 and 2013, the Spires have returned with a definitively new direction inspired greatly by two years of exploring improvisation with members of the free jazz community in Chicago, Madison and Milwaukee..." alt.vinyl
As a long-time STITSR fan, who still come back
from time to time to those rituals where they used to invoke Comus, let
me start by saying that 'Beast in the Garden' is their most experimental
and overwhelming recording. Even though the duo introduces a new sound
and aesthetic, you will be able to recognize that Kathleen (on flute)
and Taralie (on alto saxophone) are behind of this. For instance, the
instrumentation remains as varied as always. Nevertheless, everything in
the album turns around free-jazz in a dreamy ecstatic dimension with
some avant-garde elements in it. In fact, the duo has been exploring new
directions for the last two years inspired by members of the free-jazz
community in Chicago, Madison and Milwaukee. Anyway, Terry Riley seems
to have been a major influence. The title track and ‘Schluss’ have the
typical Kathleen’s haunting vocals but in a more operatic style, with
tons of loops and some fascinating flute and sax passages. There seems
to be an imaginary collaboration between Lol Coxhill and Slapp Happy. A
darker reincarnation of Kathleen's parallel project Tropical Rock
appears in ‘Bitchin’ (For Suma)’ by means of dense soundscapes. On cuts
like 'Portabittaclog’ (which is probably my favourite) and ‘White on
White’, the spirit of Roscoe Mitchell and Albert Ayler set the pace
while the duo passing through ambient paths. Another highlight of the
album is ‘Promise Land’; here you can find a lush combination of
instruments chants and loops creating a mysterious landscape. Finally,
discordant textures and quirky improvisations emerge in ‘The Sun’. All
in all, ‘Best in the Garden’ sticks out as a very imaginative and
unorthodox shift towards new musical directions, but also as their best
album to date.
Como fan de Spires That in The Sunset Rise que aún regresa de vez en cuando a aquellos oscuros rituales donde el por entonces cuarteto solía invocar a Comus desde un aquelarre, me gustaría empezar esta reseña señalando que 'Beast in the Garden' es indudablemente su grabación más experimental y sobrecogedora. Aunque el dúo emerge con estética y coordenadas musicales renovadas, todavía hay suficientes elementos para reconocer que Kathleen Baird (flauta) y Taralie Peterson (saxo alto) son las artífices de todo esto. Valga como ejemplo que la instrumentación sigue siendo tan ecléctica como siempre. No obstante, ahora todo gira en torno a un free-jazz nebuloso y fluctuante que parece lindar con el avant-garde. De hecho, este nuevo rumbo ha venido propiciado por diferentes inmersiones del dúo en comunidades free-jazz de Chicago, Madison y Milwaukee. De todos modos, Terry Riley parece haber sido la fuerza oculta y omnipresente detrás de todo. Así, la canción que da título al disco y ‘Schluss’ presentan a Kathleen con sus típicos y evocadores juegos vocales hacia el infinito, pero en un tono más operístico, y rodeado de cientos de loops y fascinantes pasajes de flauta y saxo. Lo cierto es que me viene a la mente una colaboración imaginaria en los confines del canterbury entre Lol Coxhil y Slapp Happy. ‘Bitchin’ (For Suma)’ emerge como una reencarnación más lúgubre del proyecto paralelo de Kathleen, Tropical Rock, pero igual de placentera. A continuación, nos topamos con ‘Portabittaclog’, probablemente mi corte favorito, y ‘White on White’, donde el saxo de Taralie alcanza la inmortalidad y los espíritus de Roscoe Mitchell y Albert Ayler iluminan el camino a través de senderos en clave ambient. Otro punto álgido es ‘Promise Land’ con su exuberante instrumentación, cánticos y loops que dibujan un paisaje brumoso y misterioso. ‘The Sun’ regresa a la experimentación con texturas discordantes y descontroladas improvisaciones. Una vez terminado ‘Beasts in the Garden’, no queda más que postrarse ante la magia poco convencional de Taralie y Kathleen, reconociendo de paso que estamos ante su mejor álbum hasta la fecha.
Como fan de Spires That in The Sunset Rise que aún regresa de vez en cuando a aquellos oscuros rituales donde el por entonces cuarteto solía invocar a Comus desde un aquelarre, me gustaría empezar esta reseña señalando que 'Beast in the Garden' es indudablemente su grabación más experimental y sobrecogedora. Aunque el dúo emerge con estética y coordenadas musicales renovadas, todavía hay suficientes elementos para reconocer que Kathleen Baird (flauta) y Taralie Peterson (saxo alto) son las artífices de todo esto. Valga como ejemplo que la instrumentación sigue siendo tan ecléctica como siempre. No obstante, ahora todo gira en torno a un free-jazz nebuloso y fluctuante que parece lindar con el avant-garde. De hecho, este nuevo rumbo ha venido propiciado por diferentes inmersiones del dúo en comunidades free-jazz de Chicago, Madison y Milwaukee. De todos modos, Terry Riley parece haber sido la fuerza oculta y omnipresente detrás de todo. Así, la canción que da título al disco y ‘Schluss’ presentan a Kathleen con sus típicos y evocadores juegos vocales hacia el infinito, pero en un tono más operístico, y rodeado de cientos de loops y fascinantes pasajes de flauta y saxo. Lo cierto es que me viene a la mente una colaboración imaginaria en los confines del canterbury entre Lol Coxhil y Slapp Happy. ‘Bitchin’ (For Suma)’ emerge como una reencarnación más lúgubre del proyecto paralelo de Kathleen, Tropical Rock, pero igual de placentera. A continuación, nos topamos con ‘Portabittaclog’, probablemente mi corte favorito, y ‘White on White’, donde el saxo de Taralie alcanza la inmortalidad y los espíritus de Roscoe Mitchell y Albert Ayler iluminan el camino a través de senderos en clave ambient. Otro punto álgido es ‘Promise Land’ con su exuberante instrumentación, cánticos y loops que dibujan un paisaje brumoso y misterioso. ‘The Sun’ regresa a la experimentación con texturas discordantes y descontroladas improvisaciones. Una vez terminado ‘Beasts in the Garden’, no queda más que postrarse ante la magia poco convencional de Taralie y Kathleen, reconociendo de paso que estamos ante su mejor álbum hasta la fecha.
1 comment:
crack adrián, en inglés y español! :)
locura de disco...en shock. los saxos, la flauta, canterbury, free jazz, tantos cambios, tantos detalles, la influencia tropical rock en 'bitchin for suma'. me encanta lo de 'probablemente mi canción favorita', porque es tan difícil elegir favorita...todas tienen algo, todas. pero 'portabittaclog'... uf.
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