porque también tuvimos 19 años
Sunday, January 27, 2008
Thursday, January 24, 2008
a goblin, a goblin
Tuesday, January 22, 2008
Monday, January 14, 2008
anna kallio & rokkiryhma
Split tape featuring two Finnish artists. Anna Kallio is a 17 year old girl from rural Finland and her songs, about Atari Teenage Riot and Baader Meinhof, are intimate bedroom pop affairs with an alluring air of strangeness, recorded on wheezy chord orga and one-note / one-chord acoustic guitar. Includes a spooked cover of "Just Like Honey". More lo-fi oddity on the other side from Finnish duo Rokkhiryma who previously enchanted with a 3" on 267 Lattajjaa." Boa Melody Bar
Sunday, January 13, 2008
paco roca
paco roca - arrugas (astiberri, 2007)
He llegado a casa hace un rato. Hoy día de navidad he dejado colgadas a mi madre, mi hermana, mi abuela materna y mis padrinos con su fantabulosa comida navideña, su estupenda casa, la alegría del doctorado cum laude de Enara, la alegría contagiosa de los niños, un menú delicatessen, seguramente una sobremesa con alguna peli en un sillón disfrutando de la cara alegre de la vida. He huido de eso en favor de una comida en la residencia dónde vive mi abuela paterna, Ave.
Allí la comida la servían a la una y media –langostinos, carne asada con patatas, brazo de gitano, nueces, sidra y café-, nos sentamos en una mesa con Manuel y Josefa, dentro de un comedor en el que repartidos en mesas de 4 estaríamos unos 50 sinfamilia, Raule & Roger, en la historia "mundo hermético" del comic cabos sueltos (Ed. Amaníaco) describían las residencias como mundos herméticos dónde la vejez desprendía un olor mezcla de naftalina y medicamentos. No podría precisar el olor exactamente, tristeza seguramente, opté por comer allí porque el sábado tras ir a visitarla con mis hermanas tras un montón de tiempo sin hacerlo, una frase suya se me clavó en el pecho “nuestra mejor medicina sería la muerte” frase que mi cerebro aún no ha conseguido procesar.
Sería absurdo narrar la escena, es bastante fácil imaginar lo profundamente triste que puede resultar terminar los años de tu vida encerrado en una prisión a la que tus hijos te abandonan por no querer hacerse cargo de ti, esos mismo hijos a los que tuviste que alimentar durante toda su vida. Un comedor en el que la navidad no significa absolutamente nada, ¿de dónde rescata uno la ilusión allí dentro?, viendo las caras uno entiende lo afortunado que puede ser en el ahora al mismo tiempo que debería reflexionar acerca de lo que podría depararle el después. Porque créanme, no hay nada más cruel que una residencia por mucho que les puedan contar acerca de las hipotéticas ventajas. Un anciano es un niño sí, pero un niño que sabe lo que es no serlo y no sabe por qué lo es ahora, un niño que no espera el paso de los días estimulado por las posibilidades que ofrece el crecimiento, un anciano es un niño al que los juguetes ya no le divierten, un anciano es un niño que no come la verdura porque es ¡¡puaj!!, no come porque además de no tener ganas, no puede diferenciar el sabor de los langostinos que hoy les han servido. Un anciano, en definitiva, es un preso condenado a muerte que espera resignado el día de una ejecución que nadie sabe precisar, en todo caso los estímulos pasan por aceptar que el lugar de uno ya no es este mundo sino el otro. Una reflexión que se madura tras consumir un millón de horas a solas en un sillón esperando que llegue la hora del desayuno, la comida o la cena, una reflexión que se adivina igual de apetitosa que una sopa de alfileres. La vejez es el cartel de un ascensor que pone “Por el bien de todos, Prohibido Escupir”.
Vaya, quería no describirlo pero he terminado haciéndolo, ¿Por qué? Pues porque a pesar del anterior párrafo Manuel tras terminar el café, me contó que tiene un nieto que también vive en Vigo, concretamente en la calle Anduriña tras la estación de trenes, porque Josefa guardó los langostinos que no comimos en una servilleta para repetir marisco en la cena, porque Basilio a pesar de arrastrarse y tener que sufrir dos avisos para bajar al comedor allí estaba con una media sonrisa, porque Flora me contó en el ascensor que había sido ella la que escribió nuestros nombres en las cajas de bombones que nos regaló mi abuela. En definitiva, porque a pesar de la sobredosis de horror que les acompaña, en sus caras todavía hay un hueco para las sonrisas.
"Mundo hermético" termina así “Cuántas historias dolorosas encerradas en aquel lugar, y qué poco pesan sobre nuestras conciencias”. Por favor, si pueden, aten los cabos, gracias.
Recupero esta entrada del año pasado de un diario que hoy debería contar que mi abuela ya no está en ésa residencia, ahora está en otra residencia pero asistida. Asistida porque el alzheimer se ha llevado por delante toda su vida dejando sólo pequeños fragmentos que se cuelan en conversaciones con más o menos sentido. En “arrugas” Paco Roca habla de una de estas residencias, con más poesía de la que en realidad existe pero con muchísimo cariño. Porque describir el abismo del alzheimer no es nada fácil si te toca vivirlo, palparlo de cerca y sentirlo. Porque la vida si has sido criado por tus abuelas es completamente diferente, ese prisma condiciona mil actitudes, mil movimientos, mil sensaciones. El viernes mi abuela me contaba que los preparativos para la boda ya estaban listos, que las últimas invitaciones para la tía Sara y Pura ya habían llegado y que si no me importaba dejarles un poco de dinero para que pudiesen ir arregladas porque ellas no tenían. Le dije que no se preocupase, que ya me encargaba yo. Lejos de molestarme ser confundido con mi abuelo me alegro ya que en vida no pude conocerlo y ahora estoy adivinando cómo era su forma de ser. Le doy mil besos, apago la luz y cuando estoy saliendo por la puerta me pregunta si soy feliz, le contesto con rotundidad “¡claro!, ¿acaso no me ves?”. En el ascensor mientras pulso el cero me viene a la cabeza un fragmento de Ña y Bel:
[…] Creo que estar triste es tener el convencimiento de que las cosas son más de lo que parecen, que esconden siempre otra vida. Una vida que, sin embargo, nunca podremos alcanzar. […]
Saturday, January 12, 2008
Tuesday, January 08, 2008
the end springs
suena como: "The wind that carries the listener to a forest clearing" (y la preciosa "Water Boatman's Dream #3 (Entry I)" suena como si de un momento a otro fuese a aparecer Arthur Lee cantando "They’re locking them up today..They’re throwing away the key...I wonder who it’ll be tomorrow, you or me?"
Monday, January 07, 2008
discos 2007
03. james blackshaw - the cloud of unknowing (tompkins square)
Saturday, January 05, 2008
robert a. lowe
estoy en el salón de la casa de chechu, mi mejor amigo de la adolescencia. solía pasar muchísimos fines de semana en aquella casa, en aquel salón. pero algo va mal, echo de menos a su padre. chechu gira y dice "mi padre murió hace unos meses", me descompongo al momento, lloro a borbotones y grito todo lo alto que puedo gritar, siento la muerte en el pecho por primera vez en mi vida, corro a buscar a la madre de chechu y la encuentro más rota que yo. grita desesperada que no puede superarlo porque aunque muerto, sigue viendo pasear a su marido por la casa. por extraño que parezca me tranquilizo un poco al oír eso, supongo que es debido al dudar tal afirmación, tonto de mi al dudarlo porque la abrazo y vuelvo a romperme, acabo de ver al padre de chechu entrando en la cocina. creo que nunca he pasado tanto miedo, intento no darle importancia pero de camino a la cocina vuelvo a verlo, ahora sí que estoy completamente asustado. grito pero no me escucho, no se escucha nada, es el colmo de la claustrofobia. mentalmente repito una y otra vez "¿qué olvidaste hacer?", tras las escaleras del garaje veo de nuevo su cuerpo, se detiene y sonríe. tiemblo, mucho. me despierto. sapristi está en la puerta maullando. no sé a cuento de qué viene este sueño hoy, el caso es que estaba escuchando omns de Lichens y lo recordé.